A propósito de la noticia que hoy publica el diario EL PAIS: Los foros de participación ciudadana de Madrid cuestan 840.000 euros el primer año (aquí) y visto la marejada tuitera que ha generado me hago las siguientes reflexiones:
- La participación ciudadana se ha convertido en una política pública que cada vez tiene mas trascendencia en el ámbito municipal. Esta importancia se traslada a que la organización administrativa municipal ha mutado desde las ultimas elecciones municipales a reforzar áreas como la transparencia y la participación con el consiguiente aumento presupuestario.
- Los Ayuntamientos del cambio mas significativos, empezando por el de Madrid, han marcado un política clara en materia de participación ciudadana. Han apostado por incrementar el presupuesto, invirtiendo en tecnología y comunicación. Asimismo, han reforzado plantillas y colaboradores para impulsar procesos participativos.
- Estamos renovando las normativas sobre participación ciudadana: nuevas leyes autonómicas y revisión profunda de los reglamentos participativos. Normalmente, para impulsar procesos participativos de corte asambleario en lo presencia y en lo digital.
- Sacralización del software libre frente a plataformas privadas. No se esta valorando el coste económico y solo se pone el acento en la tecnología, cuando la participación es mas que herramienta digital. El medio y el fin… lo de siempre.
- ¿Atraemos a la ciudadania con nuestros procesos?. Bien es cierto, que conseguir que los vecinos o ciudadanos participen es difícil. Que los porcentajes de participación conseguidos en Madrid o Barcelona, son pobres desde el punto de vista cuantitativo, pero realmente se esta sembrando una semilla de participación y eso es positivo.
- Participación presencial o digital. Estamos poniendo mucho el foco en la participación digital pero creo que es fundamental llegar a un modelo híbrido, de ambos. Algunas plataformas digitales están concebidas de esta forma, un canal mas, practico y eficaz.
- Formación de los cuadros tecnicos de la Administración. Estamos poniendo en marcha un nueva forma de incardinar una política pública en la vida diaria de nuestras Administraciones, por lo tanto, nos encontramos ante una gran oportunidad para formar y colaborar desde el sector privado para dar valor añadido a lo público.
- Medir y evaluar la participación ciudadana necesita de un consenso, que puede partir desde una visión académica e investigadora. Dotémonos de un sistema mínimo común que evalúe nuestros procesos participativos.
- El papel de la sociedad civil: movimientos asociativos existentes, nuevos grupos de interés, lobbies, ciudadanos en red… El reto es enorme, porque contribuir a conseguir cotas eficaces de inteligencia colectiva (uffff!) seria un objetivo fundamental para conseguir procesos participativos colaborativos, satisfactorios y exitosos.
- La transversalidad de la política de participación ciudadana puede ser un elemento generador de innovacion y mejora de otras áreas o servicios públicos. En clave interna desde luego, puede resultar un revulsivo para el personal público. Una generación de motivación para mejorar.
Concluyendo… necesitamos datos y observar la participación ciudadana desde una perspectiva neutral tecnológica y políticamente. De esta manera, podremos empezar a validar modelos y procesos participativos con una visión constructiva y crítica… porque la participación ciudadana ha venido para quedarse.